Flechas al aire

Flechas al aire

He dirigido toda mi vida hacia el sentido.  Apuntando siempre a la diana de la certeza, intentando lanzar coherencia como flechas.

Os sorprendería cuántas veces he fallado. Cuántas veces no solo no he dado en el blanco, sino que he desviado la dirección a kilómetros de lo que esperaba.

He construido una fachada de tiradora profesional.

Pero todos escondemos debilidades.

Sin embargo nuestro hombre viejo, tiende a vanagloriarnos de lo  perfectos que somos. Es algo que pesa y te arrastra sin informarte de que lo está haciendo.

Una camiseta sucia, no deja de ser una camiseta. No deja de cumplir su función como camiseta. Pero tampoco es igual que cuando se tejió.

Más allá de las apariencias, lavamos la ropa porque es incómodo llevar puesto algo que no desprende buen olor, que no es agradable al tacto, y con lo que no sentimos una sensación de pureza.

No somos camisetas. Pero el ejemplo no es tan diferente a la vida misma.

Hay interiores manchados de todo tipo de adversidades a las que expone la vida. No es cómodo deambular así. No es agradable viciar el ambiente de nuestras cargas, de nuestras decepciones, nuestras batallas fracasadas. 

No dejas de ser tú por estar así, pero tampoco llegas a ser tú del todo… Es duro decirlo, y leerlo. Pero quien haya experimentado en primera persona estas palabras, sabrá , que en el fondo sientes que te estás perdiendo a ti mismo.

Y el sentir es un incómodo termómetro que me recuerda que sigo viva .

En momentos difíciles, tenemos la virtud de la introspección. Quizás porque necesitamos agarrarnos fuerte a algo. Aunque sea a nosotros mismos.

Y digo la virtud, porque en un fin, es algo positivo. Pero es devastador. Encontrarte cara a cara con tu presente más miserable. Con tu pasado incorregible. Y con tu futuro desesperanzado.

Empezar a asumir la realidad a la que te enfrentas es tan importante y difícil como entender que no es definitivo. Es decir, que lo que ahora parece el fondo de un agujero con metros de caída, en perspectiva podría ser un bache malo.

En mi opinión el “Todo pasa” es un consuelo para fuertes y para pacientes. Para pacientes fuertes.  Yo me considero justo lo contrario.

Lavar, lavar, lavar y que la mancha no se vaya. Muchas veces no conocemos o no utilizamos el producto adecuado. Y hasta que lo encuentras tienes que seguir con eso ahí.

Entonces, como decía, te sumerges en el océano de tu interior. Y ahí, sientes que te ahogas. Te ahogas con cosas que solo conoces tú. Buceas entre miles de pensamientos, que en algún momento han rondado tus posibilidades. Algunos los has expresado en alto, pero la mayoría no.

Digo tú, porque es una forma de expresión. Pero realmente no tengo ni idea de lo que pasas en esa compleja estructura que es tu corazón. Yo, encuentro todo eso. Pero también mucha alegría almacenada como lípidos. Lípidos porque aunque son fuente de energía, pesan. Pesan porque son recuerdos que traen una felicidad que ahora no tengo. Y  puede servir de fuerza, pero es amargo.

También encuentro una cámara hermética e infranqueable. En el fondo, lo que guarda, es esencia de mi yo más profundo que busca vivir en conserva. Que busca no ser atacado por el exterior, ni por el interior contaminado. Que busca ser ese depósito de reserva. La última opción de arranque, o de seguir en marcha. Permanece en cuarentena hasta el momento preciso.

A veces da portazos desde dentro. Grita hasta más no poder. Pero desde fuera no se oye nada. Porque al final, está ahí, pero está aislada. Quizás esa puerta debería abrirse algún día para transformar su alrededor.  Para dejar de lanzar flechas al aire.

El saber que está sí es un verdadero consuelo. Al menos para pacientes débiles. Tener la certeza de que nunca acabamos de perdernos del todo. De que estamos hechos para algo mucho más grande que nuestro sufrimiento.

He caminado siempre hacia el sentido de las cosas, y estoy marcada por todo lo que en ese trayecto me he encontrado.

Hace poco, le decía a un amigo que cumplía años,  que desde que nacimos, el mundo funciona en perfecta armonía para nosotros. La familia que nos crió y nos amó, todo los que nos dieron, los amigos que nos cuidan, incluso la actitud del chino del barrio al que vamos a comprar.  Todo, absolutamente todo, lo que hemos recibido hasta hoy son regalos.

Y a veces nos  sentimos con derecho de exigir o reprochar a los demás lo que NO nos dan. Y lo cierto, es que no deberíamos mirarlo desde esa postura, sino desde el agradecimiento de habernos dado algo; aunque fuera una mínima parte.

Cuando lo pasamos mal, queremos todo de los demás. Y dejamos de alguna manera de dar, porque consideramos que no estamos en el mejor momento para hacerlo. Y los que nos acompañan, siguen queriendo más de nosotros.

En las dos partes, encuentro algo de razón.

No somos perfectos, y como de momento ninguno lo somos, en este camino hacia lo mejor de nosotros, la clave está en no separarnos, y agradecer el tiempo regalado.

Hay flechas que se lanzan al aire, en busca de una dirección. Y tras mucho probar, un día, encuentran su objetivo, y ya es inevitable que se junten.

Sigo buscando sombra en el desierto.

África Moreno

-La poesía está en los inviernos-

-La poesía está en los inviernos-

Si recorrieras caminos,

si te calzaras las botas,

si enterraras los miedos,

buscarías.

 

Y en un momento estático la encontrarías a ella.

Porque si entendieras de huracanes,

me dirías que momentos antes había demasiada calma.

 

Si vieras

por un instante la belleza del frío,

entenderías su mirada

y por qué te encuentra cuando ríes.

 

Si te atrevieras

por un tiempo indefinido a recorrer un desierto,

hallarías tesoros.

 

Si pudieras

sobrevivir a un invierno,

serías el primero en abrazar su historia,

y en abrazarla a ella.

 

Implic(arte)

helarte de amarla

de no quererla solo en verano.

 

-“Si supieras las veces que he sido invierno en pleno agosto”-

 

Quien se atreva.

Quien lleve cobardía tatuado en el pecho, pero valentía en el corazón.

Quien se embarque en el Pequod a buscar ballenas junto a ella.

Quien se aventure en una expedición a los polos, con viaje solo de ida.

Quien fuera abrigo cuando calla, y brisa cuando sueña.

Quien para él verla reír, fuera un lugar inolvidable.

Quien le revolviera su sonrisa, y su silencio.

 

Ella va a amar tu fragilidad

porque sabe lo que es romperse,

te dará para siempres

porque no soporta lo pasajero.

Te regalará su locura, y su sensatez.

No va a quererte en posesión, sino libre.

 

Ella, no es tercera persona

sino una tímida alegoría

de mí

cuando te pienso.

 

Apareces y entiendo el enigma que es tenerte aquí en frente

el misterio que es descubrirte

como si mirara  la octava maravilla.

Te recordaba de siempre y te veo ahora por  vez primera.

 

Vamos a descubrir la Antartida,

a jugar con los pingüinos

a bailar bajo la nieve

a correr por el hielo.

Vamos a hacer de nuestros inviernos algo digno de explorar

por cualquier aventurero.

 

Barajar solo los posibles,

y no parar de perseguirnos.

África Moreno

 

 

 

 

 

 

 

Azul y Blanco

Azul y Blanco

JMJ 2016. De Madrid a Cracovia.

Suelo escribir después de algunos acontecimientos importantes, de los que aprendo cosas que están mejor compartidas.

Y bueno, del 16 de julio al 3 de agosto, emprendí un viaje hacia el silencio, en unas jornadas de mucho ruido.  «En las que es muy fácil dispersarse.»

En otro momento,  me habría faltado tiempo la noche del tres de agosto, para escribir entre lágrimas, que existe alguien, que si quieres, te cambia radicalmente la vida.

Pero no lo he hecho, porque no tenía palabras. Ni siquiera las tengo ahora.

Cuando todos me preguntaban por la experiencia, me he limitado a decir: impresionante (que para ellos, se queda en nada comparado a lo ornamentada que suelo ser.)

Y hasta yo me sorprendo.

Pero ¿Cómo se reduce la inmensidad a una palabra? ¿o a unas cuántas?                                        ¿Cómo se hace una sinopsis de la plenitud colándose por tus sentidos hasta inundarlos? Ojalá las letras mejor colocadas, fueran reflejo preciso de lo que he vivido y vivo.

Y aunque era mi intención, el preludio no es este texto.

Más bien lo leyeron algunos en mi cara, cuando al mirarme, dijeron: “Has vuelto”  Y nosotros sabíamos a qué nos referíamos con volver.

Como me dijo un buen amigo:

<<La verdad encontrada en miradas que abren corazones>>

Quien vive en paz, irradia paz.

Después de esa larga noche de la que ya hablé, vinieron más y peores.

Después de cruzar puentes inestables, de esperar y confiar, vinieron inseguras estabilidades.

Y después de lo dispuesto,  se presentó el momento de mirar  desde lo alto del precipicio a un vacío lleno de miedo.

Miedo de la verdad esperando a ser descubierta, del alcohol para sanar las heridas (del que tanto huyo), de los atentados a la orden del día…

Y yo me tenía que lanzar. Nos teníamos que lanzar. Pero  inexplicablemente, era un vacío lleno de confianza de que alguien nos cogería ahí abajo.

Asique 16 de julio, agarrados de la mano, sin pronunciar ni una sola palabra, entramos al metro. Y rociado de gracia, llega sibilinamente a mi interior el mensaje: EL AMOR NOS HACE SER VALIENTES.

Esto lo he agarrado fuerte todo el camino, junto con las palabras de D. Carlos Osoro:

Estáis poniendo en juego vuestra vida, y la vida solo se puede poner en juego, cuando se presiente una respuesta a lo que la vida quiere: la vida está hecha para la felicidad”

Y con los días, llegaron más cosas.

Llegó el espera y confía, pero con el gran consejo de añadirle algo más: espera, confía y adora.

Llegó la seguridad de que un día se acabarán las largas noches oscuras. Que ni mucho menos son para siempre.

He vivido aferrándome a la experiencia de,  anteriormente, haber vivido unos días en ese cielo,  sin bajarlo al mundo, sin encajarlo en él, y para él.

Mientras, como era de esperar, la sociedad echaba sus escombros por encima. Sin reconocer entonces,  que yo capitaneaba esa sociedad.

Y cuando creía que la única manera de volver a tener paz, era volver ahí arriba, toca sumergirse en el Jordán.  Viene la lección; no subo a verla, si no que baja a mí.

Cuando Elías hace bajar fuego del cielo lo hace para dar veracidad a su Dios frente a los Baales. Elías ya conocía las largas noches oscuras; las humedeció tres veces con agua, y después con el fuego, que bajó del cielo, se consumieron.

Así que esta vez, la lección,  ha bajado a la tierra para enseñarme a pie de calle.

Ha sido tan en la tierra como lo estuvo María la de Magdala mientras observa desde abajo, cómo el maestro le protege de ser apedreada.

Tan en la tierra como el caminar de Israel en el desierto, alzando el fruto de esperar, confiar y adorar.

Tan en la tierra como estar entre millones de jóvenes, bajo la lluvia, y encontrar un silencio común.

Tan en la tierra, como ver de rodillas, cómo el cielo, se abre en el momento del Santo, y al terminar, las nubes lo recubren.

Ha sido la demostración de cómo la felicidad ya está en camino, y en el camino. Pero el hierro se templa con fuego, y el amor con sufrimiento.

Algo dentro de mí, me dice que no es el momento de encontrar la manera exacta de entender y comunicar  mi experiencia,  porque sería como publicar algo que aún no está acabado. Sería un spoiler de una de las tramas más importantes.

Hay algo fermentando, que necesita su tiempo.

Citando a otro buen amigo:

“Cuando uno llega a casa, y tu madre está limpiando y le preguntas: ¿Qué quieres qué haga?. Uno lo dice para limpiar lo que ella te diga.                                                                    Con los planes de Dios es igual.  Cuando dices, Señor, ¿QUÉ QUIERES DE MÍ?, no es para tantear a ver si era lo que te esperabas, es para estar dispuesto a hacer lo que necesite de ti, sea lo que sea”

Y entiendo que este punto es fundamental para saber dónde estamos y dónde tenemos que estar.

Que hay que entrar a casa con una decisión tomada.

Esa decisión, cumple tus aspiraciones y deseos.                                                                                  Pondrás luz en las largas noches de quien te necesita, y pondrás luz en las tuyas.

Con la posibilidad, o más bien la certeza, de que te va a cambiar la vida radicalmente.      De que te va a implicar hasta el fondo, y eso es muchas cosas, menos fácil.

Pero nada si no es eso, te hará feliz. Busques donde busques.

 

 África Moreno

«EL AMOR ME LO HA ENSEÑADO TODO»-  Juan Pablo II

La persona que buscaba mis ojos, mientras yo huía de las miradas.

La persona que buscaba mis ojos, mientras yo huía de las miradas.

A veces, lo último que te queda hacer por alguien que quieres,

es dejarle tomar su decisión, aunque se equivoque.

Algún día entenderás todo lo que callo, y guardo dentro,

todo lo prudente que he sido. O he intentado ser.

Todo lo que no he gritado, y he estampado en tu frente para que te dieses cuenta.

Aconsejar, dar ejemplo, poner por bandera la verdad, ha de ser motor sustancial de las relaciones humanas; pero cuando uno ya ha dispuesto, solo queda dejar que el otro mueva ficha.

Cuando amas, tiene que ser así.

<< -Cada día, Sancho-dijo don Quijote- te vas haciendo menos simple y más discreto>>

Pero “después de las horas muertas, siempre llega el silencio que más duele”

Sí que duele.

Duele ver cómo la gente que quieres, renuncia a lo conveniente, a lo coherente y lo honesto consigo mismo.

Ves, que a fin de cuentas, se está alejando de ti, de vuestro ideal común, de lo que teníais por seguro.

Ves que de algún modo se está yendo, y te obligas a ti mismo a mantenerte firme, fiel y quieto. A la espera. Hasta que decida regresar. Si quiere hacerlo.

Sin amor, ser libre no es fácil; sin amor no es fácil dejar ser libres a los demás.

A veces, el pastor va a buscar a la oveja que se pierde dejando a las 99; pero otras, el padre espera en casa, cada día con los brazos abiertos, hasta que el hijo pródigo decide volver.

Como una madre, que cuida de sus hijos, aun cuando ellos no tienen ni idea de que lo está haciendo. Esa es la obsesión más sincera y generosa.

Así he intentado cuidarte yo cada día de mi vida. Y así entiendo que nos deberíamos cuidar los unos a los otros.

A veces saliendo a buscarte, gritando, pero muchas otras, en silencio. En una sigilosa constancia.

Porque cuidar a alguien, implica vivir en una locura constante de acciones.

El amor nos puede llevar a cruzar límites que ningún cuerdo se aventuraría a atravesar. Pero a veces por las rutas menos convencionales.

Recuerdo la persona que buscaba mis ojos, mientras yo huía de las miradas.

Eso no es muy convencional, teniendo en cuenta que vivimos en un mundo, donde solo nos observamos a nosotros mismos.

¿Alguna vez has mirado alguien, y has vivido en primera persona cómo te traspasaba el alma?

Cuando miras, todo es normal. Tras un vaivén de pestañeos, se puede observar todo lo que el otro permite ver.

Es difícil encontrar personas que se luzcan desnudas, en sentido figurado.

El cuerpo, incluso las palabras, están vestidos de una reluciente armadura. Brillante y fuerte. Porque todas las personas que conoces, están luchando una dura batalla. Aunque no se lo digan a nadie.

Lo bonito es cuando un ser hermético, te ofrece un punto débil, por el que poder acceder a él.

Asique, el tiempo solo se estanca, cuando encuentra ese punto fijo: tu mirada.

Ese instante se reproduce a cámara lenta.

Abrí los ojos, y fruncí ligeramente el ceño. Como si estuviera observando la maravilla más misteriosa del mundo; el enigma que es tener a otro ser humano frente a ti.

En ese silencio, grito más fuerte que nunca.

Ahí salgo a buscarte, y a la vez te espero. Ahí, el padre le dice a su hijo: -ojalá te des cuenta.

En ese silencio te encontré, y me encontraste.

Dos gestos hieráticos, siendo descifrados. Dos puntos débiles atrayéndose, para no soltarse.

Pero cuando esa conexión se rompe, vuelve el ruido, las distracciones la tristeza, y la espera (nza)

Para ser determinante, uno necesita ser valiente. En lo que dice y en lo que no dice.

Y una vez decimos lo que tenemos que decir, y callamos lo que tenemos que callar, las cosas caen donde deben de caer.

Al final, siempre vamos a tender ir hacia lo que necesitamos.

 

<<—Sí, que algo se me ha de pegar de la discreción de vuestra merced —respondió Sancho—, que las tierras que de suyo son estériles y secas, estercolándolas y cultivándolas vienen a dar buenos frutos. Quiero decir que la conversación de vuestra merced ha sido el estiércol que sobre la estéril tierra de mi seco ingenio ha caído; la cultivación, el tiempo que ha que le sirvo y comunico12; y con esto espero de dar frutos de mí que sean de bendición, tales que no desdigan ni deslicen de los senderos de la buena crianza que vuestra merced ha hecho en el agostado entendimiento mío13. >>

Esta es la noche

Esta es la noche

Esta es la noche

“Esta es la noche en la que se une el cielo con la tierra, lo humano y lo divino.”

Esta es la noche más importante de todas las noches.

Hace dos días no podía dejar de entender esto.

 

Y si pudiera expresar con palabras la cara que a uno se le queda cuando dentro de sí abarca que todo lo que te han prometido se ha cumplido.

Pensadlo. Pensad como sería poder decir que la persona que en vuestro matrimonio os prometió amaros, cuidaros y respetaros, lo ha estado haciendo cada día de su vida.

Imaginad como sería ver un día cómo la persona que amas, regresa, después de que dijera que se va de viaje durante mucho tiempo, y que algún día volverá, sin decir cuándo, ni cómo.

 

Lo que nos sostiene todo ese tiempo es la esperanza.

Resuena de nuevo: Espera y confía.

Porque hasta que pase, es lo más importante que puedes mantener.

Y un día, descubrirás el sentido que tenía en su momento cada una de las acciones, que quizás ahora no entiendes.

 

Cuando Aarón lanzó el callado, y apareció aquella bestia, para retar al faraón. Les hizo ver que venció a esos dioses. Que no eran nada. E hizo visible la injusticia.

Libera a mi pueblo.

Libera a mi pueblo de Israel.

Pero es que esa voz sigue resonando en lo más concreto.

Libera a mi pueblo de Siria. Libera a mi pueblo de Nigeria. Libera a mi pueblo de la pobreza. Libera a mi pueblo de la soledad. Libera a mi pueblo de la guerra. Libera a mi pueblo de la corrupción. Libera a mi pueblo del consumismo. Libera a mi pueblo del egoísmo. Libéralo de los estereotipos, de los cánones, de la desesperación, de la tristeza, del estrés, del desánimo.

Ve a la casa de los que esclavizan, y diles que liberen a mi pueblo, lanza el callado. Para vencer sus motivos, y esclarecer la verdad.

Y así vencerá al dios del dinero, al dios de las armas, de la prostitución, al dios de la injusticia.

No nos confundamos amigos. Cristo, era un hombre inocente.

Los valores de nuestra sociedad, nacen de sus palabras y acciones. Intuimos lo que está mal o bien porque ha quedado calado en nuestros patrones de pensamiento y comportamiento.

 

El resto fueron los que la manipularon con otras palabras y otras acciones opuestas; además en su nombre. Pero tengo que reconocer que también es mi culpa. Porque no las sigo al pie de la letra. Y ese es el problema. Asique culpad a la humanidad, y no a quien es inocente. Culpadme a mí y a todos los que llevamos la culpa.

Parece que el argumento que exime nuestros errores, es que la Iglesia está formada por hombres imperfectos que se equivocan.

Verdad es. Pero no nos podemos quedar ahí. Es una excusa muy cómoda. Porque las cosas escritas en el evangelio, son totalmente aplicables a las acciones más concretas y sencillas. Encontramos las respuestas.

¿Qué sentido tiene que Dios enviara a su hijo al mundo para enseñarnos cómo debemos vivir, si luego nos conformamos diciendo que todos nos equivocamos? De esa base partimos, lo somos y lo reconocemos.

Pero Dios mismo, se realiza en nuestra imperfección. Vence a los dioses de Egipto. Y te dice: Dile a tus faraones interiores, que te dejen marchar. Porque yo estoy contigo. Soy capaz de vencerles. Pero solo si tú, libre, quieres ir y  hacerlo.

Y ellos incumplirán su promesa de dejarte en paz. Volverán a atacarte una y otra vez. Pero yo seguiré estando contigo cuando eso pase. Y te diré: cruza las aguas. Aunque en tu cabeza no comprendas que eso es posible.

Si me quieres, tienes que confiar.

 

Eso es lo que ocurrió la noche del sábado.

No estamos alegres por algo que no está ya ocurriendo. Porque podría ser ingenuo el regocijarse en palabrería, cuando en el mundo está pasando todo lo que está pasando.

Precisamente, es porque el mundo está como está, por lo que deseo ver esa luz en él.

Hace unos días pensaba: necesito ver esa resurrección de la que hablan, en mis problemas, en mi debilidad, en mis fracasos. Necesito entender de una forma palpable qué significa.

Como Tomás, necesitó tocar la herida.

El caso, es que a través de la naturaleza de las cosas, se nos dejan comparaciones para que logremos entender.

Como la semilla que ya muerta cae al suelo, y sin embargo es capaz de dar fruto.

O que tan solo hace falta una proporción muy pequeña de levadura, para que el pan fermente.

 

Y entonces, entiendo, que detrás de los obstáculos, existe una posibilidad infalible de superarlos.

Entiendo, que cuando vas por la calle, y te caes, puedes levantarte, solo, o con ayuda.

Entiendo que muchas veces, después de una desilusión ha renacido la esperanza.

Entiendo, que una herida, cicatriza, y pasado un tiempo, deja de doler.

Entiendo que si no comprendes algo, si te lo explican de la manera adecuada, lo acabarás comprendiendo.

Entiendo que, también para los discípulos era una locura que su maestro resucitara. Y casi todos huyeron. Pero después le vieron, y tuvieron esta sensación de paz de la que hablaba al principio, al saber que había cumplido todo lo que les había prometido.

“Si vosotros que me habéis visto, y oído mis palabras dudáis, imaginaos a los que no me han visto”

Por eso comprendo profundamente que muchos de los que leáis esto, barajéis la locura de un cristiano, que no os guste, que provoque rechazo .

Por otro lado, entiendo que todo eso tiene un significado.

Existe la posibilidad de que uno supere los obstáculos o no, que se levante o no, que vuelva la esperanza o no, que la herida sane correctamente, o no, que te lo expliquen bien y lo entiendas, o que te lo expliquen mal y te quedes igual, que cuando algo muere, pueda volver a vivir o muera para siempre.

Todo esto depende de qué respuesta le des al problema.

Gracias por salvarme de mí misma y del mundo.

El que inunda mi vacío de plenitud.

Esta es la noche.

 

África Moreno.

“Y el cielo se estrechó para tanto amor”

“Y el cielo se estrechó para tanto amor”

“Yo os aseguro que vosotros lloraréis, mientras que el mundo está satisfecho; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo” “Fe, esperanza y amor. Y de ellas la más importante es el amor”

“¿Ahora creéis?”

Todo ha sido una mezcla de un quiero y no puedo, y de un puedo y no quiero. Es raro. Y difícil.

-El encuentro con mi estrella- : Sabía que al volver a la vida, al bajarlo todo a la tierra, el contraste me iba a superar. Porque tras haber abierto un poco el cielo, todo lo de este mundo se asemeja demasiado a lo que no quiero. Y me vence.

Y efectivamente, así ha sido. 

Me ha pasado lo que les pasó a ellos en el monte Tabor. 

<<Qué bien estamos aquí, maestro, hagamos tres tiendas>>, dijeron. Pero resulta que no podían quedarse allí. Ellos tenían que volver.

Comprendo a Teresa de Ávila y su <<Vivo sin vivir en mí, y de tal manera espero, que muero porque no muero>>

– 

Mientras, el mundo bombardea con sus mensajes:

-Tu sola eres capaz de lo que te propongas -No necesitas a nadie para ser feliz -Oculta tus fracasos -Compite y gana. -No llames a las cosas por su nombre – Haz para que no parezca amor -Aparenta que no te importa – Las personas que dicen lo que sienten son débiles -No te entregues, te harán daño.     -No abraces – No llores +

“Ahora tratamos de encontrar la plenitud y el propósito y la felicidad en todo menos en Dios, porque estamos tratando desesperadamente de satisfacernos a nosotros mismos”

Como si existiera una sola persona que pueda completarse sola.

Como si al admitir reconocernos débiles nos restáramos dignidad.

Como si asumir que no tenemos ni idea, no fuera de sabios.

Como si ser dependientes nos hiciera insuficientes.

Como si ser honestos y comprometerse nos hiciese vulnerables.

Lo que pasa es que educar para el fracaso nos hace estar menos cerca de jugar a ser dioses.     Y la fragilidad, está al parecer, alejada del éxito.

Entonces, llega un momento en el que todo esto se aferra a los hábitos, a las contestaciones, a cómo miramos el mundo. Y no es raro que a uno le supere. Porque atenta directamente contra quiénes somos.

Gracias a Dios he encontrado un puente.

Aunque es de esos que tambalean.

Ayer me estuve pensando si cruzarlo.

Hoy estoy empezando a apoyar los pies en esa superficie tambaleante e inestable.

He tomado la decisión de comenzar a andar. A pesar de mi pánico a las alturas. Y a lo que se escapa de mi control. Necesito saber a dónde lleva. Necesito encontrar qué es lo siguiente.

“EMPEZAD A CAMINAR Y EL AGUA SE DETENDRÁ”

Pero primero empezad a caminar.

Y que “El super mega dinamita poder no es un BUM y después creo. Es creo y después ¡bum!”

Otra vez más resuena: Espera y Confía.

-“Vuelve a recuperar tu vitalidad África”

Y es verdad. Quiero reinventar y reafirmar mis motivos. Hacer que la tristeza, necesite escapar de mí, porque no se encuentra a gusto.

Quiero elegir, y sentir paz en mis decisiones. Desprenderme de mi, para acercarme a una verdad más pura y plena.

Casi siempre, los resultados no se ven al instante del término de las cosas. Pero estoy tranquila, porque sé que aunque no vea los frutos hoy, esto es parte del proceso.

“La piedra no fue quitada para dejarle fuera. Fue quitada para que la gente entrara”

Todos esos resultados visibles, siguieron después de que ya se hubiera actuado.

Vivo la frustración del que por fin sabe lo que quiere, y no puede tenerlo de la forma que desea.

Y entre tanto desorden, hoy entiendo qué es la esperanza.

 

“RECUERDE QUE EL PODER TRABAJA EN SILENCIO”

“Quien tiene un amigo, tiene un tesoro”

“Quien tiene un amigo, tiene un tesoro”

La amistad, sin duda es exigente.

Es la más severa y estricta caricia en el alma.

Implica ser ancla cuando todo está saliendo por los aires. Y ser viento cuando se está estancado.

Yo no me creo eso de que la amistad lo soporta todo. Porque no debe soportarlo. No, si hablamos de conformismo.

Uno no debe querer lo malo de una persona.

Pero tampoco lo bueno en sí mismo.

Esto va de amar a la persona. Incondicionalmente.

Somos como piedras preciosas.

Somos personas preciosas.

Y en la preciosidad, siempre está lo bello, pero también están las partes punzantes, y que hieren a todo el que se acerca por ese lado.

La amistad consiste en alegrarse y disfrutar de lo bello, y pulir juntos las partes que hacen daño.

Debe tener una visión del amor más profunda aún que lo que reflejamos en las acciones.

Si miramos solo lo malo, encontramos despojos y retales que no son muy propensos a ser rescatados.

Y si solo miramos lo bueno, aparece el interés por lo material y lo personal. Sucede eso de que a uno le dejan solo cuando se merecería estarlo; o en los momentos malos todos desaparecen.

Cuando hablo de “los momentos malos”, no son solo esos en los que en el fondo si queremos estar, porque nos resulta relativamente cómodo ( “yo voy a estar ahí siempre que lo necesites”) no. No hablo de intenciones.

Hablo de los momentos malos de mierda. De esos en los que a nadie nos gusta estar metidos.

Incluso en la adolescencia, o en la niñez, aunque a nosotros nos parezcan hoy, muchos de esos problemas, sin importancia. Sí la tienen.

Porque la amistad, va de la mano de los tiempos, y de los espacios que vivimos en cada etapa. Vive en consonancia con nuestro mundo interior, con quiénes somos en cada momento.

Eso quiere decir, que los “momentos malos de mierda”, no están comparados con otros más o menos graves. Si no que se refieren a aquellos, que en el marco en el que uno vive, suponen un verdadero drama.

Y recapitulando, la amistad no es dar una palmadita en la espalda: Es pringarse de barro las manos hasta al fondo, y empezar a cavar junto con la otra persona para quitar eso de ahí.

Una vez creí, que a veces es necesario alejarse de alguien que quieres, cuando durante mucho tiempo esta persona ha hecho las cosas mal, ves que no cambia, y tú lo has intentado, y perdonado, demasiadas veces. Creía de verdad que no siempre lo mejor es seguir insistiendo, porque a uno le hace daño, y no compensa, ni merece la pena.

Bien, es una de las mayores estupideces que he llegado a creerme nunca.

Porque lo primero que he dicho, es que la amistad es exigente. También he dicho, que es ponerse a cavar en los “momentos malos de mierda”.

Y un ejemplo de “momento malo de mierda”, es: cuando uno se plantea, si se tiene que alejar de su amigo, una vez que le ha fallado incontables veces.

La amistad es estar cuando, de verdad, nadie estaría.

Otra cosa que he dicho, es que no es conformista.

Los amigos, no nos aplauden, no son palmeros. Si acaso, te dan las palmas en la nuca, para que espabiles.

Y se enfadan, y te hacen enfadar. Y esas discusiones, son las que más tiempo ocupan en tu cabeza. Porque de verdad entiendes el valor de esa persona preciosa.

Pero siempre, siempre perdonan. Hasta setenta veces siete. Incluso lo hacen, sin decir, y sin saber conscientemente que ya han perdonado.

Porque la amistad define al pie de la letra lo que es el amor.

Por supuesto, también es estar en los momentos buenos, en los que cualquiera estaría.

No obstante, se diferencia debido a que con ellos se crean recuerdos mágicos de días cotidianos y corrientes. Hay aburrimiento, hay monotonía, hay todo lo que hay en la vida. Pero no hay momentos vacíos. Porque allá donde estés, hagas lo que hagas, siempre te sientes parte de alguien.

Es la más íntima confianza con otro ser que no eres tú mismo.

Y eso, nos salva la vida.

Por todo eso, se dice, que quién tiene un amigo,

tiene un tesoro.

África Moreno.

 

 

Espera y confía

Espera y confía

«Mis caminos no son vuestros caminos, mis tiempos no son vuestros tiempos»

Me rindo
Me rindo a seguir insistiendo en que las cosas tienen que salir siempre como quiero.

Firmo mi rendición, y  doy por vencido mi desdibujado perfeccionismo. Porque me rindo ante las decisiones que no se tomar y tú si sabes.

Pero el miedo siempre vuelve.

     ¿Cómo se puede tener pánico a algo y a la vez sentir por ello una implacable atracción?  

Tengo miedo al Universo, y sin embargo, muero por desvelarme cada noche un rato, salir a la terraza y mirar al cielo.   

Me asusta que haya demasiadas cosas que se me escapan de las manos.

Pero sin embargo, existe en mí un imán con el polo opuesto a todo eso, que me hace intentar atraparlo constantemente;

a lo incontrolable porque de vez en cuando se deja controlar,   

  a lo desconocido que solo a veces se da a conocer,

a las personas que nunca acabas de entender, que te hacen enloquecer en todas las acepciones.

   Ayer le preguntamos a mi hermana mayor si piensa que es bueno que todo salga como queremos, y dijo algo así como: «Si todo hubiera salido como yo quería hace cinco años, yo no estaría aquí. Y sé que tengo que estar aquí»         

Espera y confía. 

Los niños saben de lo que va el amor mucho más que nosotros.                Porque se pasan la vida confiando.

Se fían de sus padres y referentes: de la comida que les dan, de donde les llevan, de lo que les dicen, de lo que les conviene. Porque no tienen ninguna duda de que lo que se les da, viene de alguien que les ama profundamente.

Si los caminos del que guía son los adecuados, nada tiene por qué salir mal. Por eso se nos dice que tendremos que ser como niños.

Amar es muchas cosas, pero rotundamente, amar es confiar.

Asique creo que es la decisión más difícil de mi vida.

Confiar en alguien que casi nunca me da lo que quiero, pero siempre, siempre lo que necesito.

Renunciar a muchos de mis planes, de mis sueños, para poder reconducirlos constantemente  hacia donde sí pueden ser posibles para mí. Para mi culmen. Para saber seguir mi estrella.

Y yo agradezco que un día me dijeran “esto es peligroso” “esto no te conviene” “te va a doler mucho, pero te va a fortalecer” “te estás confundiendo” “cambia de dirección” “para y piensa” «la has cagado» “no”

Porque nada de eso te hace menos libre. La libertad no es hacer lo que te dé la gana. Es ser consciente de todas las opciones con sus consecuencias, y saber tomar elecciones. Y sinceramente, no tenemos ni idea de lo que es ser libres.

El problema es no saber en quién confías. O confiar en lo equivocado.

Pero sin embargo, cuando sabes lo que buscas, te pierdes mil veces en el camino hasta encontrarlo, pero siempre, sabes lo que encuentras. 

Reconoces si lo necesitas o no.

 

Y entonces, vas a muchos lugares, y al volver a casa; la gente no se ha ido, los problemas siguen estando, parece que el tiempo se ha parado mientras no estabas, pero eres tú el que ha cambiado.

“No hay nada como volver a un lugar que no ha cambiado, para darte cuenta cuánto has cambiado tú. (Nelson Mandela)”

Para muchos «ver» es «creer», pero la verdad es que «creer» es «ver».

Que pase lo que tenga que pasar, que llegue quien tenga que llegar, que duela lo que tenga que doler y que sea de noche cuando lo vemos todo más claro.

Feliz año, seguid vuestra estrella

África Moreno

Mi salvación

Mi salvación

Hay cosas que aunque no se vean siempre están ahí.

Anoche en medio de mucha tranquilidad, miré al cielo.

Al mismo cielo donde he mirado cada día de mi vida.

Al mismo cielo donde solo había encontrado una oscuridad difusa.

Un reflejo de verdades a medias, y hechas a mi medida.

Pero esa noche, en otro lugar muy distinto, el cielo estaba lleno de luces.

De estrellas conexas.

Constelaciones, colocadas ahí perfectamente.

De sentido.

De salvación.

Son tan claras y preciosas, porque contrastan radicalmente con la negra oscuridad.

Y lo mejor, es que nunca han dejado de estar ahí. Aunque nunca las viera.

Ahora mismo vuelvo a alzar la cabeza, y sé que he vuelto a donde estaba.

Al lugar donde es difícil encontrarlas.

A donde vivo. A donde debo vivir.

He pasado unos meses encerrada en una larga noche.

Pero ahora sé que siempre han estado.

No son palabras. No son lo que otros contaron.

Porque ya han traspasado mis ojos.

Han atravesado mi alma.

Han cogido mi vida, y la han besado por todos lados.

Han abrazado lo que nadie abrazaría.

Hasta los lugares más sucios y oscuros. Sobre todo  los más sucios y oscuros.

Yo ahora me enfrento a la posibilidad de perder esa paz poco a poco.

Se lo que es vivir sin luz, y también se lo que es vivir con ella.

Ahora que lo se, no quiero bajo ningún concepto volver a experimentar su ausencia.

Yo había creido acercarme otras veces a ese encuentro,
es cierto que ya la conocía,
pero como quien conoce la superficie de algo precioso.
No es suficiente.
La luz.
Mi luz.

Hoy me enfrento al mundo, que no es poco.

Y la única manera que se me ocurre,

de no perderla entre tanta distracción

es besar y abrazar al mundo como ella me ha besado y abrazado a mí.

Y entonces no solo no se irá.

Si no que miraré a los ojos a ese mundo concretísimo
y la veré brillar con la misma intensidad.

Y es que el amor es mucho más que sentir. Porque entonces parece que cuando dejas de sentir ya no está.
Y rotundamente no es así.

Es algo mucho más serio y constante.

Y si no lo encuentras, quizás no estás buscando en el lugar adecuado.

África Moreno

«Mi deseo hecho carne, mi bandera, mi paraíso, mi salvación»

 

“Y pensando, sinceramente te quiero así, tal como eres”

“Y pensando, sinceramente te quiero así, tal como eres”

 

“Cuando la policía quiere saber el autor de un delito, busca la huella dactilar, porque sabe que no hay dos huellas en todo el mundo exactamente iguales”

De entre millones de personas habidas y por haber en la historia de la humanidad, ¿no es sobrecogedor que no existan ni tan siquiera dos iguales?

Compartimos aficiones, habilidades, imperfecciones , puntos de vista, sueños, alegrías, tristezas, miedos; Todas ellas nacidas del índole humano y sin embargo, todas emergentes de huellas interiores tan diferentes, que cuando uno para y piensa en la complejidad de su por qué, se estremece.

Somos únicos, exclusivos, ejemplares ejemplificadores.

Cuando solo queda una existencia de un producto en el mundo, éste se revaloriza. Museos, coleccionistas, personas de a pie, podrían pagar millonadas por él. Por tener algo único, que nadie nunca más podrá tener. Y entonces, es cuando ya sí que no entiendo nada. Porque somos seres singulares, y en vez de entre todos revalorizarnos, nos humillamos.

He visto, que somos impíos, capaces de encontrar un billete de 20 euros, sucio, manchado, pisoteado, meado, y lanzarnos como locos a por él. Pero encontramos a personas sucias, manchadas, pisoteadas, meadas, rotas… y nos alejamos, nos producen rechazo, asco.

Y te paras, y piensas ¿Cuándo he aprendido esto?

Podréis comprender, que aunque nos humillen, nos machaquen y nos rompan por dentro, al igual que ese tan importante billete, nuestro valor no cambia.

Pero es que no entiendo cómo nos pueden llegar a hacer sentir como una mierda.

No entiendo como esa exclusividad magnifica, puede quedar reducida a que una persona, se mire al espejo, y no se ame; que un defecto eclipse a cien virtudes, que no se reconozca, que no encuentre su valor.

No entiendo la crueldad de un mundo que se rige por nescientes estereotipos fugaces.

Y es que me encantaría ir a cada uno de los niños, que salen de sus clases llorando, y decirles que nunca nadie les deje creer que no son increíbles. Y abrazarles tan fuerte que su corazón vuelva a latir. Y poder hacer que se conozcan, y que se quieran.

Comprender nuestras virtudes y defectos, externos e internos, nos hace entender un poco más que los demás puedan hacer cosas impresionantes, y también cagarla.

Y la comprensión nos conduce al amor.

Una gran persona, me dijo recientemente, que las personas, y más los niños, necesitamos, como mínimo, cinco abrazos al día. Y yo estoy convencida de que no decimos a las personas que queremos, hasta qué punto las queremos, y las veces suficientes.

En tres días, he visto a personas reconociendo su valor. He visto cual es la cara que uno pone después de volverse a querer después de mucho tiempo. Y no sabéis la sensación que es entender que alguien te ha estado queriendo, cuando nadie, ni tú mismo lo hacías.

Porque cuando te encuentras a ti mismo, puedes encontrar lo que buscas.

<<Que te andaba buscando en todas partes y no me daba cuenta de que estabas dentro de mí.>>

“Y pensando, sinceramente te quiero así, tal como eres y como se, que lo que haces te hace feliz, tal como eres. Trato de hacer algo por los dos, simplificando hasta mi interior, trato de verme tal como soy”

 

Tres días de encuentro personal, ahora vamos a hacer que el mundo se encuentre.

África Moreno