El amor que edifica

El amor que edifica

Ayer, tuve la suerte de formar parte de la celebración de un nuevo matrimonio, supe lo que es acompañar, y sentirme acompañada, en un camino de comunidad y servicio.

Y digo formar parte, porque creo firmemente que somos acompañantes los unos de los otros, y lo que es de uno, o de dos, cuando se vive en común, pasa a ser de todos. ¿Qué bonita implicación no? Lo mío es tuyo, y lo tuyo es mío.

Y lo cierto, es que con Rober y Marta , entiendo mucho mejor lo que es el amor.

Rober y yo, unos días antes de su boda, estuvimos hablando detenidamente en un bar. Y esa noche, él me preguntaba: Afri, ¿cúal sería para ti la base en una relación de pareja? ¿qué la sostendría? A lo que yo, respondí, una lista de aspectos básicos: el amor, el respeto, la confianza, la transparencia… y él me dijo : vale, pero hay algo que está de fondo, y de base.

Y entonces, me habló de la libertad. La libertad, de todos los días, escoger a esa persona, de una manera constante y decidida. Haya monotonía, tempestades, calma, o subidones.

Y de eso vengo a hablar hoy, de lo que se me llena el corazón, al saber que dos personas, deciden hacer una entrega definitiva, por amor.

El amor, nace de la libertad de poder hacer lo que te dé la gana, y aun así escoger como prioridad al otro. Y eso, es realmente precioso. Más aun , teniendo en cuenta, que estamos en un mundo volátil, en un mundo líquido, de relaciones que se escapan, duran lo que duren, y no importa. Vivimos en un mundo lleno de jóvenes, que no saben lo que quieren, que no saben lo que buscan. Como decían ayer, si se quiere buscar algo, se pone en Google, y se “encuentra» al instante.

¿Cuánta gente se conforma con una noche, o con una relación que según la empiezas, sabes que no va a ir a ningún lado? Y a veces, nos llaman antiguos, por querer un amor que edifique, por querer algo que no sea de una noche, o de un rato.

Nos llaman antiguos por querer que una relación tenga un sentido, con y en la otra persona. Bendita antigüedad.

Y cuando a tu cabeza, empiezan a venir los celos, los agobios, los entresijos, las cosas que se alejan de una tranquilidad del corazón, aparta de ti lo antes posible esos pensamientos, diciéndote a ti mismo, que eso no es amor. Son intereses personales, que vienen de un egoísmo dependiente. Hay que trabajar la humildad para asumir esto. Porque el amor no es celoso, no se engríe, va más allá de uno mismo, y todos aspiramos de una manera u otra a esto, a amar y sentirnos amados.Sentirse querido es la mejor cura para cualquier corazón.

Por eso el mundo de las relaciones, a veces, parece tan complejo, porque no nos atrevemos a entregarnos. No nos atrevemos a dejar parte de nuestra vida en manos de otra persona, y que tenga el poder de hacer con eso lo que quiera.

Muchas personas, y relaciones de hoy, no están preparadas para asumir lo que implica el amor. Parece que el compromiso provoca una especie de revolución , que te impulsa a salir corriendo.

Y al final, entiendo, que uno tiene este tipo de conductas, casi mecánicas, con el fin de que no nos hagan daño, de no implicarnos, de no empaparnos con la otra persona. Ese escudo, es engañoso; como tantos otros, te hace pensar que te protege, pero realmente te destruye desde dentro.

Y claro que el amor duele, y sufres, pero es un dolor, que mueve tu corazón. Es el tipo de dolor que nace cuando algo te importa. Y si miras las cosas, y a las personas, con la generosidad que el cariño conlleva, todo cambia.

Si alguno os habéis preguntado alguna vez, como yo lo he hecho, qué tengo que hacer para discernir si esa persona es o no, la adecuada: simplemente vive ese comienzo con tranquilidad.

Conoce a quien tienes delante. El amor no es una aventura que te tenga que asustar, es un camino que dos personas tienen que ir descubriendo. Y si resulta que no era, no pasa nada. Estás hecho para algo, y para hacerlo con alguien. Llegará cuando tenga que llegar , pero es difícil darse cuenta si estás distraído con relaciones fugaces.

Para aquellos que piensan que todo empieza con una simple atracción física, yo les digo, que no se puede reducir todo a una apariencia. No por aquello típico de que lo importante está en el interior, sino porque lo importante eres tú, en tu conjunto. No puedes separarte de tu cuerpo, ni de tu alma. Todo de ti , te hace ser quien eres. Y lo proyectas , porque estas vivo. ¡Tu cuerpo no es un envoltorio, es un templo!

Y yo un día, me puedo fijar en alguien y que revolucione mis sentidos. Pero no basta. Porque el querer amar, implica también un querer conocer a la persona que tienes delante. No un estoy contigo , y mañana no me acuerdo de ti. Sí, todo comienza por un “me llamas la atención”, pero me llama la atención tu conjunto. Es una atracción de vidas.

Hoy alguien decía: “Qué bonito cuando buscas algo, y ese algo ya te estaba buscando a ti. Necesitamos un nuevo éxodo en nuestra vida.”

Y qué cierto es. Necesitamos que todos los días sean un comienzo, necesitamos buscarnos. Necesitamos enamorarnos. De la vida , de las personas , de los momentos. Nos necesitamos. Por eso el amor completa, enriquece y edifica. Alguien que te mire y quiera encontrarte cada día.

¿Quién no quiere eso en su vida?

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